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ESA COSTA IDEALIZADA

 

Esa costa idealizada

Fernando Galeana Padilla.

 

Pretendía dormir su siesta costeña,

la resolana lindaba por la hamaca,

el tiempo empezaba a ralentizarse,

eso se sabía porque los ojos se entrecierran,

es un signo evidente.

 

No hay costeño a cierta edad que no tenga experiencia en ubicar la hora de su siesta,

él se confundió una tarde, era la lluvia que se extendió por varios días.

Dormía más tiempo, faltó al trabajo, a recoger leña,

dejó sus deberes pendientes,

canceló cualquier asunto, no había otra prioridad.

 

Se cobijó desde los pies a la cabeza, se envolvió en su aroma,

escuchó el canto de Tláloc,

se mecía, una cuerdita se amarró ligado a un tronco,

así meditaba en movimiento.

 

En su cabaña se atoró el calendario,

las gallinas cacareaban preocupadas,

los gallos cantaban, una ola de ladridos

y aullidos perrunos insistían.

 

Él permaneció inmutable, la temperatura no,

se sintió un bajón con viento helado,

se desarropó, estiró sus huesos y orinó.

 

Volvió a su cápsula, un gato exigió que lo atendiera

sin hacerle caso, le cayó encima, se lo sacudió,

quiso asesinarlo, le aventó el primer instrumento

de guerra que encontró.

 

El gato jamás regresó, él continuó muy digno,

envuelto, encapsulado, confundido por tanto ayuno,

amenazando a sus animales.

 

El Sol lo despertó,

el tremendo calor que escurría derritiéndolo,

se sintió mareado, aventó la sábana, quedó desnudo.

 

Descubrió tirados cientos de cocos,

tomó dos que tenían agua y los consumió,

con la cáscara mató un pollo,

lo guisó y aprovechó su proteína.

 

Convidó las sobras a otros pollos y a sus perros,

agradecidos se durmieron,

él también hizo lo mismo,

era la hora exacta de su siesta, le hacía falta.

 

Silbó para arrullarse,

colocó la cuerda con el rigor del caso,

su método infalible, en esa costa idealizada,

la que siempre soñó para descansar de ella.

 

 

 

Dicen que de poeta y loco tenemos un poco, yo animado en mi locura, gusto de escribir desde hace algún tiempo. Ahora mismo comparto contigo en este espacio que nos junta con el mundo, la amorosa reflexión en esta obra sencilla, en la que encontrarás la profundidad de un corazón latiendo en la creativa escritura que emana como sonrisas festivas. Te agradezco por visitar las veces que desees esta boya que indica algo en el océano inmenso de las letras, como la cercanía a un Puerto de poetas donde las palabras son las olas que llegan refrescando el alma. Yo soy a lo corto y a la distancia solo un puente entre el corazón y el pensamiento que hacen de el espíritu creativo la oportunidad para liberar al ser humano e integrarse plenamente. Te abrazo fuertemente por ser ese buscador que encuentra y llega tocando con los brazos abiertos de su inquietud humana. GAPFER.