CUENTO

CASA DE LECTURA Y CAFÉ (Cuento)

Casa de lectura y café

 

Eso es lo que quiero, señaló el estante donde se leía el nombre de la editorial y el título del libro “El naranjo” de Carlos   Fuentes, excelente elección le dijo Cristóbal Zapata, al entregarle la obra. Había iniciado el día con su primer cliente; en cinco años se jactaba de conocer los gustos de los niños, jóvenes, hombres y mujeres, gente de la tercera edad, incluso homosexuales y políticos que acudían a alquilar algún libro o revista en su novedosa “casa de lectura y café” como se llamaba el aventurado negocio que fundó con los ahorros obligados que le entregaron al jubilarse. El pequeño grupo de amigos que criticó su iniciativa por arriesgar demasiado en un país donde los libros son tan sagrados que ni se tocan, fueron los que finalmente se convencieron de que no era una cuestión meramente comercial sino que representaba el sueño de un hombre que a su mediana edad quería vivirlo al costo que fuera; tenía fé en su proyecto, amaba el olor a tinta impresa, combinación de aromas, café y lectura hasta la sepultura, adaptó esta frase como eslogan publicitario. Federico su mayor crítico le dio cinco meses de vida y esto sólo sí obtenía el permiso de las autoridades para vender café con piquete; con todo y su sarcasmo “el lactosa” como le decían por haber confesado     al pedir café con leche que esta fuera deslactosada por motivos de salud. Siempre los apoyó en el acondicionamiento del local y sugerir algunos cambios en la iluminación para crear una atmósfera agradable del lugar. Cristóbal Zapata, era un bicho raro para los universitarios que,

el primer año, acudieron a la inauguración, él no era de su medio y para colmo no usaba barba o la clásica mezclilla, aún cuando su vestimenta era muy modesta. Conforme las horas se acumulaban en el reloj calendario que asomaba en una de las paredes, el local se poblaba de un mayor número de lectores que ya asociaban lectura y café o café y lectura como algo necesario en su vida. El vibrador de su celular le indicó llamada y el identificador decía “soberbio” sonrió contestando al amigo que lo felicitaba desde Houston Texas, por el quinto aniversario, ¿cuándo te vienes amigo? Inquirió Zapata, mira, acá se vive muy bien y, mi hijo y su esposa nos están tratando como reyes, que mi mujer de pronto insinúa en quedarse pero, al final nos gana la nostalgia; ¡La Patria es primero! Como dijo el paisano; seguramente en un mes paso a visitarte y, a ver si te sale mejor el cafecito, nos echamos uno. O.K.

Las veinte gentes que se encontraban en el lugar, no se dieron cuenta de la llamada hasta que al colgar Zapata, soltó una carcajada, había recordado porque el mote del soberbio para su amigo Eduardo; su elevada estatura le hacia bajar la mirada, sobre todo cuando hablaba con Poli, su amigo común y profesor de educación física del mismo centro en que prestaron sus servicios.

Cristóbal Zapata, había conseguido en cinco años lo que muchas escuelas incluyendo en la que impartió clases no logró en un buen número de alumnos, la gente acudía a su lugar a refugiarse de la frivolidad de la vida cotidiana dominada por los medios masivos de comunicación. Este día, aún cuando se encontraban ausentes, tres de sus grandes amigos por distintos motivos; su familia y los asiduos lectores que ya eran y los que aquí se hicieron bajo el embrujo del café y la diversidad de novelas, cuentos, relatos, ensayos, poesía, revistas, folletos y cuanta obra clásica y de nuevos valores se ofertaban; atendieron la invitación, para conocer una obra realizada por su anfitrión, con el apoyo de una prestigiada editorial. Cristóbal Zapata, sudaba los nervios al tomar el micrófono, mostrando frente a la gente, que ya era bastante para un acto de cultura y a escasos miembros de la prensa que acudían al evento, el material con el título “casa de lectura y café”, antología de cuentos mexicanos.

Visiblemente emocionado, comentó a la concurrencia, que su proyecto fue inspirado en una charla de café, que posteriormente se convirtió en un modesto cuento, que incluyó en esta obra y dio origen al nombre de la antología.

Con animó renovado, al cerrar el local le dijo a su esposa, ya me puedo morir y jalándolo ella al caer la cortina expresó: antes me cumples. Los libros saborearon como íntimos testigos, otro de los grandes placeres que atesoraba Zapata.

 

 

Gapfer.

 

Dicen que de poeta y loco tenemos un poco, yo animado en mi locura, gusto de escribir desde hace algún tiempo. Ahora mismo comparto contigo en este espacio que nos junta con el mundo, la amorosa reflexión en esta obra sencilla, en la que encontrarás la profundidad de un corazón latiendo en la creativa escritura que emana como sonrisas festivas. Te agradezco por visitar las veces que desees esta boya que indica algo en el océano inmenso de las letras, como la cercanía a un Puerto de poetas donde las palabras son las olas que llegan refrescando el alma. Yo soy a lo corto y a la distancia solo un puente entre el corazón y el pensamiento que hacen de el espíritu creativo la oportunidad para liberar al ser humano e integrarse plenamente. Te abrazo fuertemente por ser ese buscador que encuentra y llega tocando con los brazos abiertos de su inquietud humana. GAPFER.