LO QUE AÚN QUEDABA
Lo que aún quedaba.
Fernando Galeana Padilla.
Encontró un moco en el libro, no era suyo: ni el moco, ni el libro.
Para cualquier tiempo este evento sería asqueroso, no para él, se dejó atrapar por la escena.
Jugó con la bolita diminuta de excreción respiratoria, siguió leyendo, arribo al capítulo final sostenido por la experiencia.
Modificó la consabida manía de cambiar la página, rió cuando estuvo a punto de caer en su propia torpeza.
Mantuvo el interés de ambas actividades que conjugó con enorme gusto.
Entre las horas que llegaron al final, releyó el último párrafo, entre sus dedos pulgar, índice y medio se entretuvo pensando.
Colocó el terminado libro en el lugar que se guardó por tres años cuando fue recibido de manos de Rachael Rosen.
Abrió un nuevo ejemplar y con sigilo en una de sus hojas guardo el tesoro, lo que aún quedaba.
Suspiró por Rachael Rosen, diciendo: en esta lectura nueva se perderá por siempre el contacto contigo.
Reservaré el mejor momento para leer el nuevo libro, dejarte ir hasta desintegrarte con la imaginación encendida disfrutando otra novela.