ESE OPTIMISMO QUE GENERA El CAFÉ.
ESE OPTIMISMO QUE GENERA El CAFÉ.
Por Fernando Galeana Padilla.
Son las tres, una hora convencional,
aún no me acostumbro al nuevo horario,
el acabús pasa repleto de historias de viaje,
se detiene para que los usuarios bajen y suban.
Al salir, abrió una sombrilla,
en su atuendo una bolsa que no se despega,
sus despintados vaqueros, una blusa blanca muy sexi.
Se colocó audífonos y conectó el playlist.
Entretanto pasando autos, cruzando peatones por zona indicada,
en la avenida turística se estacionó cerca un motociclista.
Se quitó el casco, la chamarra, se peinó,
gritó un nombre femenino, espera dijo cuando la chica volteó.
A esa distancia ambos se veían ansiosos, ella un tanto desconcertada.
No dejé de verlos, desde ahí no escuchaba qué decían.
Pensé son conocidos, quizás esposos o al menos pareja.
Ella no compartió sombra con él, guardaba su distancia,
él quería convencerla de algo.
Yo confirmaba: “no hay como el diálogo cuando se tienen desacuerdos”,
sentí mayor curiosidad sobre esa escena, tenía un lugar privilegiado.
Ella movía su sombrilla como un carrusel de feria,
era hipnótico, él parecía convencido de algo,
me pareció ver sus palabras como ese chat en las películas.
Él señaló hacía la moto, caminaron,
ella le ofreció sombra, se abrazaron,
cada quien tomó un casco, se acomodaron,
ella cerró la sombrilla, sujetó su cintura, y apretó al destino.
Los vi con ese optimismo que genera el café
cuando te sientas a mirar sin prisas,
cuando atestiguas los problemas del mundo
resueltos con la sencillez de una tarde costeña.
Abril 9 de 2019.