INUSITADAMENTE (Una pequeña nota por si acaso)*
INUSITADAMENTE (Una pequeña nota por si acaso)*
Por Fernando Galeana Padilla (GAPFER)
Inusitadamente seguía órbitando en el pasado, ocupaba un gran espacio en la lenta maniobra de adaptarse.
Sobraron hermosas palabras pretendiendo detener exabruptos, conejos saltando volaban en las imaginarias latitudes. Amanecía en cuatrocientos mundos con un segundo de diferencia, ¡Los cielos no pueden ser tan lentos de reversa! Enojado grabó esa sentencia que no sirvió para ir a la velocidad deseada. Puntos de luz ocuparon los huecos;
Fue el silencio más espantoso que había experimentado, eso lo cambió todo.
Tenía ciudad, tenía casa, tenía talento, escribía, contaba historias, jugaba con la imaginación, nos sorprendía. Escribía en su libretita de juguete como le llamaba, sumaba unos instantes intentando captar ideas de escritura. Tenía futuro.
Perdió la razón, se convirtió en su personaje, ese que hablaba solo, que acostumbraba ir a ver desde que lo descubrió; un día vino muy agitado, entusiasmado a contarme su descubrimiento. Él es un joven alto, delgado con una barba que todavía se ve cuidada, habla en ese mismo espacio, atrás de la cafetería nueva, ahí donde la coexistencia es un término apropiado parecido a los soliloquios frente al móvil.
Para no desgastar los antioxidantes naturales con las consecuencias devastadoras en su creativo pensamiento, argüí la loca idea de sugerirle abandonar inmediatamente los refrescos, botanas e incluso todo edulcorante. Bastaba decidirse en un estilo agresivo, hacerse de un bastión de nuevos hábitos. Fue así como, en la dócil turbación de reacomodos, surgió la endoculturación como una voz que se escuchaba en la máquina de un reloj de pared resistiendo a morir abandonado. Comprendió la sinceridad de esas palabras y con cierto rigor reflexivo confirmó obsequiando una simple e insultante movida de cabeza.
Desde ese entonces dejé de verlo, parece que nuestra relación se resquebraja en los términos de no soportar la crítica constructiva, valiente, incondicional pero también incómoda. Salgo ahora en un nuevo viaje para convencerlo y convencerme que conversando lograremos surcar juntos esas “irreparables” diferencias que, en literatura tendríamos que considerar y atesorar, incluso cuando se hieren los egos. Está es la última vuelta a ese momento, voy con una actitud de remediar todo sin ceder a caprichos de borrachos, ni a chantajes emocionales o a la falta de azúcar. Llevo en esta ocasión un bate de béisbol a sabiendas que somos necios, lo resolvamos con un partido.
También dejo esta pequeña nota por si acaso no regreso, los viajes en el tiempo siempre tienen sus riesgos, más cuando el humor falla y se engarrotan los dedos escribiendo para uno mismo.
Nota: El siguiente párrafo fue eliminado del texto original para evitar que la gente se entere que los pequeños y grandes escritores en muchas ocasiones padecen de falta de recursos y no precisamente literarios.
¡Advertencia! en un acuerdo entre editor y escritor les compartimos el párrafo omitido en su publicación original.
Párrafo restituido:
“La preocupación durante el viaje era quedarse varado en el camino, fuera de la zona de confort, lejos de las coordenadas establecidas al despegue. Sonreía con cierta congoja recordando que antes del aumento a las tortillas un tanque rendía para todo el viaje, lamentó transitar ahora por la incertidumbre que invadía prácticamente, hasta desaparecer el esqueleto de aquel bello paisaje”.
*A mi hermano Eugenio, artífice y testigo de estos viajes. Infatigable activista contra la censura.