SOMOS UN NOSOTROS MUY NUESTRO.
SOMOS UN NOSOTROS MUY NUESTRO.
Por Fernando Galeana Padilla. (GAPFER)
Somos un nosotros muy nuestro,
casi tan entre tú y yo,
pero confieso que más mío,
en un espacio abierto que fluye,
una rosa de ciudad comprada como tesoro,
en tanto tráfico nos simboliza.
Ruedas motrices nos saludan en un paisaje gris enamorado,
las manos nos sudan en esas banquetas
por las que atraviesan los latidos de nuestra conversación,
convencidos que la ficción superará nuestra realidad,
para convertirse en símbolo de esperanza.
Corremos con las cargas de un día cualquiera y
aligeramos esas pesadumbres citadinas,
anclados en una banca de parque no tan verde,
nos besamos callando y cerrando los ojos.
Con la musical nube de gentes dejamos que nos lleve
la corriente por esas avenidas donde nadie se conoce,
donde se posan los ojos en horizontes
de mil cabezas sin que alguien salude.
Arribamos a un punto en que las ropas pican,
te ahogan, te matan de desesperación
y te despojas de un gran estorbo,
de las figuras que visten lo que no somos.
En la naturaleza de la desnudez nos
preparamos a viajar a nuestro origen,
vamos tiernamente diciendo uno a uno
los códigos para desplazarnos.
Somos viajeros explorando el gran cosmos,
olas de placer van elevándonos,
parece una imagen fantástica y me pellizco.
Orbitamos entre nuestros ojos y las estrellas
que nos rozan las orejas como satélites celestiales,
no hay palabra que quepa, el habla desaparece.
Todo es asombro,
tú y yo somos un nosotros muy nuestro,
un más mío en un espacio abierto que fluye,
hasta llegar al silencio.
Asumimos la experiencia desde los primeros pasos,
esa puerta abierta nos conduce entre las estrellas
que escriben historias de amor.
Nos interrogan en un lenguaje
donde nuestras bocas son sólo un referente antiguo,
una fuente terapéutica donde la palabra no hace ruido,
establece un lenguaje insospechado,
los ojos liberan luces de información definitiva.
Caemos rendidos, una musical sonrisa,
nos mantiene despiertos, arriba y abajo no existen,
somos oportunidad abrazada.
La brisa nocturna y el sudor refrescan,
volvemos, aterrizamos, somos una vez más tú y yo
en un espacio abierto que nos va separando,
ese que se convierte en un instante en la realidad de
la que había dejado para estar contigo,
ahora viéndote tan terrenal, me agobia este momento,
en que disfrutas con otro, en un abrir y cerrar los ojos.
Entre Mayo 29 de 2016 y Julio 5 de 2017.
Audiovisual