LOS SONIDOS DE ESAS PALABRAS
Los sonidos de esas palabras.
Fernando Galeana Padilla.
De qué no he hablado en largo tiempo, qué es lo que he callado, los sonidos de esas palabras no llegan, no se oyen, no se han liberado.
Pensaré despacio lo que oculto, abriré ese extravío guardado en sus cerrojos de prisión violenta, consideraré las precauciones, sin forzar las cerraduras.
Amanecerá el tiempo de invierno, otra vez la temporada, la luz reflejando nieve en las pantallas, las luces postizas de las casas, los cantos de los almacenes, lágrimas de niños pobres, rostros de fotografías.
Caminaré, no basta con sentarse para sacudir memorias, la orfandad se siente en las calles, se tolera, se contradice, se esconde.
Voy en buen sentido, presiento un nudo en la garganta, vuelan palomas, circula gente, lleva a prisa el cuerpo y sus obsesiones, se nota en su caminar tan desesperado.
Corren los niños, cargan sus trajes sucios, fantasías frágiles, gritan sin los miedos, sin las emociones comunes.
Me voy deteniendo, avanzo, pero muy despacio, como si todo siguiera igual y yo me desacelerara.
Tengo una vista panorámica, la voz libera algo, se siente diferente, una incomodidad no resuelta aún, vacío dos o tres minutos de un discurso no ensayado.
Los niños se acercan, jugando, pero se acercan, cada vez más gente haciendo un círculo, me desplazo entre una y otra palabra que se teje, que los teje.
Vomito sin que sea asqueroso, parece un truco de cualquier performance de museo moderno; para mí no es fácil, me siento, se sientan todos en el suelo, los niños lloran, me abrazan, los viejos lloran, me abrazan, me reconocen.
Sábado 19 de diciembre de 2020.