CUENTO

PARA QUE TE ENTRETENGAS

 

Viajaba con la ropa empapada era según yo un día de esos inesperados, salí con el afán de pasar un rato entretenido después de la agobiante semana de trabajo en la fábrica, parece nada pero poner un maldito tornillo en segundos sin perder detalle de la única labor encomendada te desquicia, a veces me siento desperdiciado, como estúpido con mi atornillador eléctrico ensamblando pendejada y media que colocan dependiendo el día en la pasarela o como se llame, hasta el nombre se me olvida ahora, así estaré, en fin. Pero déjame contarte que pasó. Salí del cine, la película en parte descargó algo del peso que ponía tenso mis músculos, inesperado día decía porque nunca imagine que al estar fuera del cine estuviera cayendo un aguacero de los que no tengo memoria haberme mojado antes, la avenida principal era un verdadero caos, autos varados, gente corriendo buscando refugio, bolsas, papeles y cuanta cosa se te ocurra nadando entre los carros y, las personas que estábamos ahí veíamos sorprendidos, como si no supiéramos de donde sale tanta chingadera.

 

Decidido a no dejarme intimidar por una tormenta, atravesé la calle. Mojado hasta el alma paré un taxi que pasaba como un obsequio de la selva urbana para este  naufrago, le saludé como me enseño mi maestro de civismo en la secu y le di mi dirección, me dijo son 100 pesos, ni que me fueras a llevar al D.F. le dije. Si no te parece bájate. Le di las buenas noches como todo ser indignado y el estruendo de la puerta al cerrar se confundió con el rayo que caía como queriendo partir las cabezas de los que tienen poca fe. Estaba prácticamente resignado a caminar o mas bien a nadar hasta mi casa cuando pasó un urbano salpicando la banqueta como presumiendo el conductor a los demás que el agua no lo detiene a menos que tenga sed o quiera orinar.

En fin, me subí pero era ya tarde o la gente se resignó a mojarse porque sólo diez personas viajábamos en el camión. El chofer desde que entré me vio con cierto desprecio, como si yo fuera el causante del ciclón, me dijo sólo llego hasta Santa Rita, pensé y a mi qué me dices, yo bajo antes, pero solo dije si y me enfile como queriendo ubicar el mejor asiento, sentí la mirada de la gente como diciendo esta ocupado este lugar busca otro, no moleste, en fin, elegí un asiento cerca de la puerta trasera, desde ahí veía todo, sabia que el viaje se prolongaría por lo menos dos horas por el estado de las calles y empecé de pronto metiéndome con los pasajeros. Ambrosio, si, le queda bien dije en mis adentros se parece a un vecino llamado así aunque este tiene la panza más pronunciada, tiene facha de cocinero, su mayor experiencia en la vida ha sido conocer a su mujer en un estadio de fútbol, los dos igual de salvajes al mejor estilo holligans, se dedicaban a tirar lo que tuvieran en mano a la cancha y gritaban tanto que se convirtió en un ritual amoroso al descubrirse que ambos tenían la misma necesidad de vomitar sus frustraciones en un partido de FUT.

Fue precisamente Elena su mujer quien con su carácter persuadió a su amado don huevas para que trabajara y pudieran tener mejor perspectiva en la vida, seguramente de no ser por esa hermosa casualidad de haber encontrado a la horma de su zapato, Ambrosio seguiría viviendo de sablear a la gente. En fin pretendí seguir entreteniéndome con Ambrosio, pero quizás en esa construcción de ideas lo observe demasiado que llame la atención de doña Cleotilde, quien me miraba intrigada, quién sabe, igual se estaría entreteniendo como yo, inventando historias, pero me dije, ni maiz, aquí sólo mis chicharrones truenan, así que; ella ha aprendido a ser observadora, la única manera de no fracasar ha sido a partir de esa habilidad, un día conoció al hombre de su vida, siempre amable, atento, trabajador, y sobre todo, me cuesta reconocer pero guapo, era el hombre ideal, Cleo cayó rendida desde el primer momento, al menos paso por su mente, lo conoció haciendo fila en un banco, él amablemente le cedió su lugar, ya que organizaba en último momento sus depósitos.

No terminaba de acomodar los documentos cuando ella inicio la conversación, se sorprendió así misma, nunca había tenido una conversación tan fluida, Él se prendió y antes que la oportunidad se escapara le dijo, me encantaría que me aceptara un cafecito en la placita. De pronto se envolvieron en una conversación que parecía de expertos en todo, en ningún caso hubo siquiera una pizca de diferencia, esta pareja era la ideal. A las tres horas y media de café y una serie de pedidos más en el restaurante, la temática subió de tono, de pronto, bueno cinco horas de conocerse, se encontraron desnudos, como desquitando el tiempo invertido para llegar al clímax. En la intimidad compartida el silencio los descubrió ajenos. Que qué paso después, bueno Cleo aprendió a conocer a la gente, es muy observadora desde entonces y, otra cosa, también su hija que ya es una adolescente se las sabe de todas, con la experiencia que tiene doña Cleo, Paquita no necesitará de un fracaso como el de mamá para saber que hacer con su vida.

Un movimiento brusco me sacó del juego de ideas que empezaba a perfilar, el camión pasó por un bache exactamente cuando doña Cleo se paraba y se dio un sentón que al pasar cerca de mi sentí una bofetada que me volteó la cara, entre que asimilaba el suceso, alcance a escuchar como maldiciendo, ¡para que te entretengas en otra cosa cabrón! Obviamente las demás historias se quedaron pendientes pues toda mi atención se concentró en tratar de descifrar si acerté en que doña Cleo es observadora y me descubrió el juego o confundió mi risa y pensó que me burlaba de ella.

 Gapfer

Dicen que de poeta y loco tenemos un poco, yo animado en mi locura, gusto de escribir desde hace algún tiempo. Ahora mismo comparto contigo en este espacio que nos junta con el mundo, la amorosa reflexión en esta obra sencilla, en la que encontrarás la profundidad de un corazón latiendo en la creativa escritura que emana como sonrisas festivas. Te agradezco por visitar las veces que desees esta boya que indica algo en el océano inmenso de las letras, como la cercanía a un Puerto de poetas donde las palabras son las olas que llegan refrescando el alma. Yo soy a lo corto y a la distancia solo un puente entre el corazón y el pensamiento que hacen de el espíritu creativo la oportunidad para liberar al ser humano e integrarse plenamente. Te abrazo fuertemente por ser ese buscador que encuentra y llega tocando con los brazos abiertos de su inquietud humana. GAPFER.