• Poema

    UNA TASA DE VIDA

    Simples cosas ocurren, pasan cotidianas como nubes enmarañadas, como polvo de sala. Las frescas flores se guardan en jarrones a la vista, marchitas se desechan, se encierran envueltas en basura. ¿Cuándo descubrí la vejez conscientemente? El caminar aun no es lento, cierto que no corro, ando, ando a mi paso. Los huesos, si, me duelen mucho, eso me indicó algo el primer día, tambien el pensamiento se expresa distinto, las acciones, los gestos. Lo único que aún me queda, es la sonrisa, gozo tercamente este tiempo, los dientes, esos verdaderos, dejaron mi boca. Ya no beso con frecuencia, ni abrazo, ni saludo, sonrío con una dentadura perfecta que surge inmensa,…